Lo que el Teatro le ha dado a la Psiquiatría

Desde sus inicios, el arte dramático se caracterizó por otorgar a sus espectadores un beneficio psicológico que bien podría considerarse como terapéutico. Aristóteles, en La Poética fue el primero en elaborar una explicación psicológica sobre el efecto del teatro en los espectadores. A través de generar emociones intensas de temor y conmiseración, las representaciones dramáticas eran capaces de provocar una catarsis de las mismas.

Teatro griegoAl utilizar el término médico de “catarsis”, el cual significaba literalmente purga o purificación, Aristóteles creó un nexo entre la ciencia médica de su tiempo y las tragedias griegas (de acuerdo a García Bacca: “Aristóteles, hijo de médico y aficionado a cuestiones naturales, transportó de la medicina el término de purificación. […] Purga o purificación significa, pues, en sentido directo: liberación del peso de una realidad que se nos está volviendo pesada” 1).

Del mismo modo, Freud llevó el término “catarsis” al ámbito psicoterapéutico para designar una experiencia curativa similar a la descrita por Aristóteles:

Esta teoría afirmaba que el síntoma histérico nacía cuando el afecto de un proceso anímico intensamente afectivo era desviado de la elaboración consciente normal y encaminado así por una ruta indebida. En el caso de la histeria, dicho afecto se resolvía en inervaciones somáticas inhabituales (conversión), pero podía ser dirigido en otro sentido y descargado por medio de la reviviscencia del suceso correspondiente durante la hipnosis (derivación por reacción). A este procedimiento le dimos el nombre de catarsis (limpieza, liberación del afecto represado). 2

Con la catarsis freudiana, nuevamente encontramos un elemento teatral en el proceso terapéutico que tiene lugar entre un paciente y su médico.  Freud transportó el término nuevamente al campo de la medicina, pero esta vez a la medicina mental. Según Bentley:

Realmente Freud extendió el concepto de catarsis mucho más allá de lo que cualquier comentarista de Aristóteles se había atrevido alguna vez. […] La terapia recientemente descubierta se escapó por un pelo de ser denominada catártica en vez de psicoanalítica3

<strong”Catarsis” ha sido un término médico, teatral y psicoterapéutico. A través de los siglos, la catarsis se ha situado en la frontera del arte dramático y la psicopatología.

Theatre-MysteryTras el nacimiento de la psiquiatría en el Siglo de las Luces, el efecto terapéutico del teatro no sólo se consideró que podía aplicarse a los espectadores, sino incluso a los actores. Si repasamos con detalle la historia de la psiquiatría, nos daremos cuenta que más de una vez se creyó que los beneficios psicológicos que el teatro brindaba podían extenderse a los enfermos mentales; siempre y cuando estos actuaran la obra. Claro que esto no siempre tuvo resultados positivos.

Hacia el año 1864, W. Browne, al hablar sobre el tratamiento psicoterapéutico de los enfermos mentales relató:

Un intento fue realizado a principios del siglo XIX por Esquirol al introducir el entretenimiento teatral en Charenton, no como un medio de diversión, si no de cura, en el tratamiento de la locura. Se esperaba que el experimento tuviera éxito, pero como la audiencia estaba compuesta principalmente por pacientes, atribuyeron como reales algunos actos y se precipitaban contra el escenario con tumultuosa indignación. El experimento fue repetido en 1842 en la Salpêtrière con mejores resultados, cuando Tartufo de Moliere fue representado4

Quizá un procedimiento menos arriesgado consistiría en que los pacientes experimentaran el poder terapéutico del teatro, no desde la posición de actores sino –una más segura- de lectores. Con esto, el teatro (leído) vendría a formar parte de una corriente psicoterapéutica de reciente estudio, la biblioterapia, definida como:

El uso de materiales escritos, programas de computadora, o material audiovisual con el propósito de obtener entendimiento o resolver problemas relevantes para el desarrollo de una persona, o para satisfacer necesidades terapéuticas. 5

Aunque la biblioterapia con mucha frecuencia tiende a incluir en su arsenal terapéutico la lectura de textos de superación personal,6 algunos apuestan mucho más al efecto terapéutico de las grandes obras de la literatura universal. Según Alejandro Córdova:􀀃

La lectura de las grandes obras de la literatura puede servir de guía o de molde para el proceso de auto-reconstrucción que el paciente lleva a cabo, proceso que tiene las características de un mito personal cuya realidad es esencialmente psíquica y no el recuerdo de hechos concretos de la vida personal del paciente.7

(Cabe señalar sin embargo, que el poder terapéutico de una obra, no leída, sino representada se ha perfeccionado al grado de conformarse como una escuela de psicoterapia por derecho propio: el Psicodrama de Jacob L. Moreno)

actuacion-300x239Finalmente diremos que Freud también consideró el teatro como un medio que tenía el dramaturgo de “transportarnos dentro de la misma enfermedad”,8 lo cual resulta muy importante para los psiquiatras, pues esto significa que el teatro puede ayudar a los profesionales de la salud mental a desarrollar una mejor capacidad de empatía.

Respecto a esto, Carl Whitaker escribió:

Estoy firmemente convencido de que el proceso de ser un psicoterapeuta profesional es como el problema de convertirse en una actriz o un actor profesionales. 9

Recientemente John Strauss, en un artículo publicado en Schizophrenia Bulletin recomendó a los psiquiatras el acercamiento al arte dramático, para entender la subjetividad de los pacientes con esquizofrenia:

Otro acercamiento metodológico ha sido utilizar el amplio conocimiento de las artes en entender la subjetividad, especialmente el teatro en el cual los actores gastan sus vidas aprendiendo como deberían de ser «estando en los zapatos de otros.10

Resulta curioso que desde esta perspectiva, se podría recomendar a los psiquiatras, para entender la subjetividad de algunos pacientes, no solo leer Edipo Rey o Hamlet sino incluso ¡actuarlos!

Mauricio Leija Esparza.

Referencias

  1. García Bacca JD. Introducción a la Poética. En: Aristóteles. La Poética. México: Editores Mexicanos Unidos; 2000.
  1. Freud S. Esquema del Psicoanálisis (1924). En: Obras Completas, Tomo III. Madrid: Biblioteca Nueva; 2007.
  1. Bentley E. La Vida del Drama. México: Paidós; 1985.
  1. Browne WAF. The Moral Treatment of the Insane: a lecture. Journal of Mental Science 1864; 10: 309 – 337.
  1. Marrs RW. A meta-analysis of bibliotherapy studies. American Journal of Community Psychology 1995; 23: 843–870.
  1. Grambill E. Bibliotherapy. En: M. Hersen y W. Sledge (ed.). Encyclopedia of Psychotherapy. USA: Elsevier Science; 2002.
  1. Córdova A. De Cómo Edipo Llegó a Ser Complejo. Salud Mental 1996; 19: 14-20.
  1. Freud S. Personajes Psicopáticos en el Teatro (1905). En: Obras Completas, Tomo II. Madrid: Biblioteca Nueva; 2007.
  1. Whitaker C. Meditaciones Nocturnas de un Terapeuta Familiar. España: Paidós; 1992.
  1. Strauss J. Prognosis in Schizophrenia and the Role of Subjectivity. Schizophrenia Bulletin 2008; 34: 201–203.