Un tic es una vocalización o movimiento súbito, rápido, recurrente y no rítmico. Muchos niños desarrollan tics a lo largo de sus primeros años de vida y pueden considerarse normales, con frecuencia se expresan a través de movimientos en la cara (por ejemplo: movimientos con los párpados o la boca) o bien a través de movimientos en la extremidades o incluso la emisión de sonidos con la garganta o la nariz que pueden simular el sonido que hacen algunos animales.
Cuanto estos tics comienzan a volverse frecuentes y el niño ya no los puede controlar al grado que esto afecta su funcionamiento social, escolar o familiar, se considera que padece un trastorno el cual requiere un tratamiento especializado.
Los trastornos de tics suelen ser transitorios pero en ocasiones se vuelven crónicos y pude desarrollarse un tipo más grave conocido como Síndrome de Gilles de la Tourette en el que son frecuentes los tics vocales.
¿Quién debe realizar el diagnóstico?
El diagnóstico lo puede realizar cualquier médico con experiencia en los trastornos mentales de le infancia (puede ser un psiquiatra, psiquiatra infantil, neurólogo o pediatra). Contrario a lo que muchos creen, no es necesario realizar un electroencefalograma ni ningún otro estudio del cerebro para confirmar el diagnóstico.
¿Cuál es el tratamiento para los niños con trastornos de tics?
Casi siempre el empleo de medicamentos es parte del tratamiento. Se ha demostrado que algunos psicofármacos logran controlar muy bien los tics motores o vocales y permitirle al niño recuperar el nivel de funcionamiento que tenía antes de desarrollar este trastorno. El tiempo durante el cual se emplean estos medicamentos es muy variable, dependiendo del tipo y la severidad del trastorno de tics. Es importante señalar que también son importantes las intervenciones psicológicas y el trabajo con toda la familia para que el tratamiento sea exitoso.